¿Por qué es que tus ojos hoy no brillan como siempre?
Por qué es que al mirarme, sólo logro contemplar el vacío a nuestro alrededor;
la finitud de las cosas que he proclamado amar.
Ya la vida se escapó por entre tus poros,
y hoy en tus ojos encuentro el no-ser de este mundo.
Lo irreversible de la mortalidad.
Aquello que en este nuevo día ya no está.
Desearía verlos llorar para saber que aún sufren mi mismo malestar.
Transmutación
jueves, 3 de noviembre de 2011
viernes, 16 de septiembre de 2011
Una declaración de cansancio de algún ser perdido por la jungla espacial
Por qué esa afición (adicción) de la gente a ocultar como son. Lo que hacen. Lo que les gusta hacer, o gustaría. Quienes les gustan. Sus pensamientos, sus emociones, lo que sienten.
Por qué ese afán a de la gente de ocultar quienes son. ¿Acaso está mal ser uno mismo? Constantemente bombardeados por el estrés de estándares sociales, y programas y frases insulsas de “sé tu mismo” junto a la publicidad de algún jean o bebida que prometen asesinar a todas tus necesidades. Seamos honestos por una vez, sólo el agua calma la sed.
“Sé tu mejor yo”. ¿Y si no sos amigo de ese “yo”, también deberías serlo? ¿El mejor según quién? Jamás sentí que nadie me lo preguntase a la cara. Y menos que menos ese modelo que me lo dice, al cual estoy obligada a amar, porque sino claramente no soy un “yo” aceptable para este mundo en el que vivo.
YO: siento, pienso, creo, gusto, disgusto, amo, crezco, lloro, sonrío, grito, creo, invento, fracaso… Vuelvo a intentar. ¿Cuántas veces por minuto?
La idea de que “si no te apurás no vas a llegar” taladra la parte media de mi cerebro. Ahí, cerca de mi oído derecho, un poco por encima de él. Tengo la fantasía de que ahora que lo encontré tal vez la pueda matar. Ese es mi “yo” más adaptado a esta sociedad. A veces quisiera que una bala se alojase en él. Pero después recuerdo que también es parte de mi personalidad, múltiple y disparatada, como la de todos los demás, aunque por ese afán del que ya hablamos, jamás lo vayan a admitir.
He presenciado muchas conversaciones de personas a las que al contarles ciertas cosas se horrorizaban, pero ante un poco de insistencia y presión, admitían haberlo hecho, también, en alguna otra ocasión.
Hipocresía. Hipopótamos hipócritas. Sucias bestias que alegan ser vegetarianas, pero que están siempre dispuestas a destrozar toda tu carne si así les pareciera. Si vas contra ellas en cualquier sentido posible.
A mí me gustan las simpáticas serpientes, con su sangre fría y colores brillantes. Reptando, camuflándose entre las ramas. A ellas les gusta pasar desapercibidas, y si acaso las has de notar, han de advertirte rápidamente que no las molestes, o serás molestado. Toman sol y acaban con plagas como las ratas, jamás entenderé como no son la mascota predilecta de toda la población.
Cierto, hipopótamos.
Jamás viviré, sentiré, seré, pensaré como querrían que lo hiciera. Eso ya no me preocupa como antes. Soy una serpiente y me sé camuflar.
sábado, 26 de febrero de 2011
Almas gemelas
Ayer fue la primera vez que te ví, y sos el mismo de siempre, el mismo de todos esos sueños, de tantas noches en vela. Nunca nos vimos, pero no podría haberme confundido jamás, porque nos conocemos de siempre. Cada vez somos los mismos desconocidos encontrándose en la oscuridad con nuestra vieja sonrisa de familiaridad.
Ese tatuaje en tu nuca es nuevo, aunque no me lo quieras admitir. Tampoco me dijiste qué significa; las cuestiones de poder son muy personales, y sé que no te gusta que me meta.
Te dije, "yo también, ¿viste? me dejé crecer el pelo".
Nos despedimos como siempre, pero hoy sólo puede pensar en vos, y en volverte a ver.
Ese tatuaje en tu nuca es nuevo, aunque no me lo quieras admitir. Tampoco me dijiste qué significa; las cuestiones de poder son muy personales, y sé que no te gusta que me meta.
Te dije, "yo también, ¿viste? me dejé crecer el pelo".
Nos despedimos como siempre, pero hoy sólo puede pensar en vos, y en volverte a ver.
viernes, 18 de febrero de 2011
"Yo no soy un ser, sino un montón de interpretaciones de copias de personalidades" le intentaba explicar, mientras él miraba mi techo psicodélico, resultado de un ataque adolescente.
Cambió de tema abruptamente, sin respetar siquiera mi cara de pasión, esa que nadie sabe ver. Reí, qué más hacer. Reí y le contesté que prefiero el dulce de leche granizado.
Dejé de hablar inútilmente, mejor otro round de amor. Ahora pensaba en que quería acabar y llamar a Mercedes a ver si me había podido conseguir las cosas que le había encargado, y con alguna mala excusa me iría para así echarlo en cuanto terminásemos.
Cambió de tema abruptamente, sin respetar siquiera mi cara de pasión, esa que nadie sabe ver. Reí, qué más hacer. Reí y le contesté que prefiero el dulce de leche granizado.
Dejé de hablar inútilmente, mejor otro round de amor. Ahora pensaba en que quería acabar y llamar a Mercedes a ver si me había podido conseguir las cosas que le había encargado, y con alguna mala excusa me iría para así echarlo en cuanto terminásemos.
domingo, 13 de febrero de 2011
Blindness
Alguien con una palabra de aliento
que no llega a ningún puerto
Repitiendo palabras ya dichas nos creemos originales.
Repitiendo nos creemos originales.
Repitiendo originales
nos creemos algo.
El cielo destella suavemente cuando lo vemos fijo
Partículas de nada nos acompañan durante la vida
y en cada explosión, explotamos nosotros también
en ese cielo infinito y traidor,
creador de las relaciones abiertas
Imitación de 2da personalidad tenía razón, pero aún no sé como.
Ayer vi a alguien nuevo, aún no descubro a la sombra de quién vive,
copia de quién es.
que no llega a ningún puerto
Don't be afraid,
you're already dead
And in her eyes you see nothing
Repitiendo palabras ya dichas nos creemos originales.
Repitiendo nos creemos originales.
Repitiendo originales
nos creemos algo.
And in her eyes you see nothing,
no sign of love behiond her tears
¿Cuál es esa necesidad entonces?
El cielo destella suavemente cuando lo vemos fijo
Partículas de nada nos acompañan durante la vida
y en cada explosión, explotamos nosotros también
en ese cielo infinito y traidor,
creador de las relaciones abiertas
Imitación de 2da personalidad tenía razón, pero aún no sé como.
Ayer vi a alguien nuevo, aún no descubro a la sombra de quién vive,
copia de quién es.
You want her, you need her
and yet you don't believe her
lunes, 7 de febrero de 2011
S.D. Muerto en batalla
La gente siempre busca algo más allá de sus posibilidades,
como con la intención oculta de desilusionarse;
como con la intención oculta de sufrir la frustración.
Y ella no sabe qué buscar ahora que se dio cuenta de que él jamás estaría con ella.
Él se regocija un poco en el sufrimiento ajeno, creyendo que el suyo es menor:
Almas gemelas, jamás se amarán
Los soldados no dejan nunca de marchar hacia...
¿Cuántos soldaditos habremos perdido en la guerra?¿Cuántos nos quedarán?
En la vida conocí a 4 personas, y todas las demás simplemente se les parecieron infinitamente.
como con la intención oculta de desilusionarse;
como con la intención oculta de sufrir la frustración.
Y ella no sabe qué buscar ahora que se dio cuenta de que él jamás estaría con ella.
Él se regocija un poco en el sufrimiento ajeno, creyendo que el suyo es menor:
Almas gemelas, jamás se amarán
Los soldados no dejan nunca de marchar hacia...
¿Cuántos soldaditos habremos perdido en la guerra?¿Cuántos nos quedarán?
En la vida conocí a 4 personas, y todas las demás simplemente se les parecieron infinitamente.
martes, 1 de febrero de 2011
Tiempo de espera
Marcaban las 12 en el reloj, y yo seguía esperándolo. Viendo por la ventana como caían las hojas secas del otoño sin remedio ni preescripción. El tic tac del reloj es agobiante durante las esperas... siempre lo es. El sólo pensar en su figura, en su pelo oscuro, en sus inmensos ojos aterciopelados como la noche me hacía sentir como mi pecho se vaciaba, como lo extrañaba irremediablemente.
Mi respiración, agitada y entrecortada, se quebraba y empañaba el vidrio de la ventana que daba al patio de mi casa. Hasta el viento invernal que se oía avecinar me recordaba a él; a su cara; a sus pesados pies. Me encontraba paralizada en esa posición, sin ánimos, sin valor para moverme de aquel rincón, para voltear mi cabeza y descubrir, muy a mi pesar, que las horas, los días aún transcurrían.
Si la espera pudiese congelarse, así lo hubiera deseado. Así se lo hubiera suplicado al mismo Chronos. De ese modo podría haberme conformado con la idea de que él aparecería en el siguiente tac que marcara el reloj colgado en la pared. Una eterna espera del devenir del tiempo muerto, eso hubiese preferido a tener que escuchar esa horrorosa, monótona melodía otro segundo más. Tic-Tac, tic-tac.
Tal vez el crujir de los pasos de botas de caña alta de viajeros sin rumbo que se encontraban pasando por al lado de la puerta de mi casa traerían noticias suyas. Tal vez hasta sería él. Los recuerdos que de él me quedaban no podría decirse que son su imágen más que la de cualquier otro. La mente confunde y mezcla recuerdos con fantasías, sueños con pensamientos, realidades con mentiras.
Marcaban las 12 en el reloj, y yo seguía esperándolo. Viendo por la ventana como los primeros gajos de la temporada se empapaban con la tormenta primaveral sin remedio ni preescripción.
Mi respiración, agitada y entrecortada, se quebraba y empañaba el vidrio de la ventana que daba al patio de mi casa. Hasta el viento invernal que se oía avecinar me recordaba a él; a su cara; a sus pesados pies. Me encontraba paralizada en esa posición, sin ánimos, sin valor para moverme de aquel rincón, para voltear mi cabeza y descubrir, muy a mi pesar, que las horas, los días aún transcurrían.
Si la espera pudiese congelarse, así lo hubiera deseado. Así se lo hubiera suplicado al mismo Chronos. De ese modo podría haberme conformado con la idea de que él aparecería en el siguiente tac que marcara el reloj colgado en la pared. Una eterna espera del devenir del tiempo muerto, eso hubiese preferido a tener que escuchar esa horrorosa, monótona melodía otro segundo más. Tic-Tac, tic-tac.
Tal vez el crujir de los pasos de botas de caña alta de viajeros sin rumbo que se encontraban pasando por al lado de la puerta de mi casa traerían noticias suyas. Tal vez hasta sería él. Los recuerdos que de él me quedaban no podría decirse que son su imágen más que la de cualquier otro. La mente confunde y mezcla recuerdos con fantasías, sueños con pensamientos, realidades con mentiras.
Marcaban las 12 en el reloj, y yo seguía esperándolo. Viendo por la ventana como los primeros gajos de la temporada se empapaban con la tormenta primaveral sin remedio ni preescripción.
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